miércoles, 27 de agosto de 2008

PRESENTACIÒN



BUENO NOSOTROS SOMOS DIEGO QUIÑEMAN Y LUIS PAINEMIL DE 3ºC DE LA ESPECIALIDAD DE MECANICA.

A CONTINUACIÓN PODRA USTED VER UN POCO SOBRE NUESTRA HISTORIA UNIVERSAL TODO LO QUE A PASADO EN EL AMBITO NACIONAL E INTERNACIONAL, PODRA DARSE CUENTA DE CUANTO A CAMBIADO EL MUNDO DESDE LA PREHISTORIA HASTA NUESTROS TIEMPOS DE AHORA, PODRS DARSE CUENTA DE SUSESOS IMPORTANTES QUE USTED NO PUDO VIVIR.

LA PREHISTORIA

Las dos grandes divisiones que engloban el pasado de la vida humana son la Prehistoria y la Historia. La Prehistoria cubre aproximadamente 3.5 millones de años del pasado de la humanidad. Esta enorme etapa abarca el desarrollo de los primeras sociedades humanas, desde la aparición de los primeros homínidos (hace 4 millones de años) hasta la invención y difusión de la escritura (hacia el año 3 500 a. de N. E.). A su vez, la Prehistoria se divide en dos grandes edades o periodos: Paleolítico y Neolítico, con un periodo intermedio de transición llamado Mesolítico.
La Historia dura mucho menos que la Prehistoria. Se inicia con el invento de la escritura (3 500 a. de N. E.) y llega hasta la actualidad. También tiene divisiones temporales, que son: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.

El término prehistoria
designa el periodo de tiempo transcurrido desde la aparición del primer ser humano hasta la invención de la escritura, hace más de 5.200 años o, según otros autores, la aparición del estado.
Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la
Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquéllos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la
Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad (modificación del hábitat, aglomeración, socialización avanzada, jerarquización, poder administrativo, economía avanzada, moneda, intercambios comerciales —especialmente los de larga distancia—, etc.).

PERIODO PALEOLÌTICO

El significado del periodo paleolítico es piedra antigua. Este periodo Se subdivide en inferior, medio y superior. Se desarrolló una cultura cuando el clima era cálido y cuya raza fue el hombre de Neanderthal. El Paleolítico es el periodo prehistórico que abarca la mayor parte del cuaternario y su duración se aproxima a un millón de años. Andalucía, por sus características condiciones geográficas, se encuentra en el área de crecimiento de las primeras poblaciones prehistóricas; muestra de ello son los abundantes yacimientos que se reparten por su superficie territorial. La caza era escasamente importante al principio del Paleolítico, predominando la recolección y el carroñeo. A medida que el ser humano progresa física y culturalmente la caza va ganando importancia. Características: Este periodo posee diversas características que le distinguen de los demás periodos, una de ellas es que es un periodo de constantes cambios climáticos, se van alternando los periodos de glaciación y los interglaciares, aquí se produjo 4 glaciaciones (épocas de clima polar), que fueron Günz, Mindel, Riss y Würm, en donde Europa, excepto las riberas del Mediterráneo estaba totalmente congelada, ahora bien, en los periodos interglaciares el clima era templado y lluvioso.

Período
prehistórico, entre el Paleolítico y el Neolítico, que duró aproximadamente entre el 10000 adC y el 5000 adC. Su nombre significa Edad Media de la Piedra (del griego μεσος, mesos=medio; y λίθος, líthos=piedra) por contraposición al Paleolítico (Edad Antigua de la Piedra) y al Neolítico (Edad Moderna de la Piedra).
Época marcada por el final de la
era glacial del Pleistoceno, con la consiguiente mejoría de las condiciones de vida.
Comienza la diferenciación de razas y la colonización del planeta.


Culturas:
·
Aziliense
·
Maglemoisense
·
Ertebölliense
·
Ahrensburgiense
·
Asturiense
Los hombres del Mesolítico se dedicaron a la caza, la pesca y la recolección, como los del Paleolítico Superior, pero sus condiciones de vida fueron relativamente más duras. El
clima sufrió grandes cambios: había finalizado una etapa de glaciación. Las grandes masas de hielo y nieve se derritieron gradualmente, subió el nivel de los mares y se inundaron muchas regiones bajas. Por otra parte, el aumento de la temperatura provocó la desaparición o la migración hacia el Norte de los grandes mamíferos característicos del clima frío que habían otorgado una caza provechosa a los seres del Paleolítico Superior. La caza tuvo que orientarse hacia animales más pequeños o buscar otras formas de alimentación. El mamut se extinguió y los rebaños de herbívoros fueron sustituidos por animales de costumbres individuales, cuya caza era más compleja: el ciervo y los jabalíes. Los cazadores comenzaron a utilizar perros, con algún grado de domesticación, para sus actividades. También es importante la microlitización, es decir, la fabricación de pequeños utensilios adaptados a su nueva situación, como por ejemplo, la recolección de moluscos y la apertura de estos. Las armas más importantes fueron los arcos, reforzados por tendones, y las flechas de piedra con variadas formas geométricas (por ejemplo, triángulos y trapecios). Utilizaron también un tipo de flechas de hueso o de madera para conseguir pieles sin dañarlas demasiado. Durante este período se fabricaron trineos, en un principio tirados por hombres y luego por perros, y canoas de piel o de corteza de árboles. De la corteza de abedul fabricaron un producto para pegar, que se ha considerado probablemente como la sustancia más antigua realizada por el ser humano.
Los hábitos de las culturas del Mesolítico eran nómadas, con alojamientos de invierno y campamentos de verano. En algunas regiones, donde las costas ofrecieron cantidades permanentes de alimentos, comenzaron a ubicarse asentamientos durante todo el año.
El Mesolítico se divide en dos fases: El
Epipaleolítico (o fase final del Paleolítico) cuyo nombre deriva de la raíz griega "epi", es decir "sobre"; y el Protoneolítico (periodo anterior al neolítico o edad de los Metales).

PERIODO MESOLÌTICO

La transición del Paleolítico al Neolítico fue un proceso más o menos lento y con etapas intermedias. No es posible que un cambio tan radical sea repentino. Fue en 1887 cuando se descubrieron, en las cuevas de Mas d’Azil, pruebas de la existencia de culturas mixtas. Este periodo mesolítico comenzó hace unos 10000 años en el cercano oriente y hace unos 8000 en Europa.
Los motivos de este cambio tan trascendental son confusos, pero en su raíz está el cambio climático producido durante el período interglacial y el neotérmico. El Holoceno comenzará con el fin de la glaciación Wiurm. Las nuevas condiciones climáticas no es que fuesen catastróficas, además fueron lo suficientemente lentas como para permitir la adaptación ecológica, pero los cambios en la naturaleza implicaron transformaciones radicales en las formas de vida y en la base económica. Había que inventar nuevas formas de conseguir alimentos.

En Europa occidental las regiones libres de hielos se fueron templando, y los bosques atlánticos comenzaron a dominar el paisaje. Los animales dominantes eran mucho más pequeños y los cazadores debían cazar más. Los pueblos se hacen nómadas estacionales, ya que van siguiendo a las manadas de animales. Se conocen culturas como la hamburguense, la aziliense, la montmorenciense o la tardenoisiense, que viven en los bosques siguiendo animales y recolectando frutos. Pero a finales del Mesolítico algunos de ellos cuidan las manadas, sobre todo de ovejas y cabras.
El utillaje de estas culturas es de pequeño tamaño, necesario para transportarlos en una vida nómada. El arte está casi totalmente ausente. Pero gracias al nomadismo se difundieron por Europa los avances de Oriente.
En la Europa septentrional los cambios climáticos estuvieron acompañados de movimientos epirogénicos, que permitieron la unión del continente con las islas británicas (hace unos 9000 años), pero hace unos 7000 años el aumento en el nivel de los mares las dejó nuevamente aisladas. Aquí se conoce la cultura maglemosense, que vivió en las orillas de los ríos, lagos y mares, y que basaron parte de su dieta en la pesca. Para pescar utilizaron anzuelos y arpones, pero también redes de mimbre. Además, se comenzó a comer marisco, accesible desde la costa, por lo que se acumularon conchas en las proximidades de los poblados.
El cambio de los animales supuso una transformación en la dieta, pero también en las técnicas de caza. Se inventó la flecha cónica y la azada de mano. La abundancia de bosque permitió construir cabañas y embarcaciones, como las canoas. Al construir sus poblados cerca del agua los levantaron sobre pilotes (palafitos) que al subir el nivel del agua quedaron inundados. También se conoce la cultura esteboelliense , algo más al sur y en contacto con las culturas neolíticas. Utilizaban cerámica, cuidaban ganado y cultivaban la tierra, por lo que se puede considerar una cultura neolítica.
El cambio más drástico ocurrió en el norte de África, cuyo clima pasó a ser árido. Quizá este sea el motivo por el que aparecieron aquí las culturas neolíticas. Pero existieron culturas intermedias como la capsiense. La sequía del clima hizo convivir a los animales y al ser humano en un espacio muy reducido, en torno a los oasis. Las culturas natufense y de Karim Sahir seguían viviendo en cuevas, pero construyeron muros alrededor de ellas, lo que significa que se hicieron sedentarios. No existen pruebas de que conociesen la ganadería, pero tenían a mano manadas de bovino y ovino que protegían de los depredadores. Estos serán, posteriormente, los primeros animales domésticos. Tampoco hay constancia de que conociesen la agricultura, pero sí debían recolectar los cereales que de manera abundante crecían naturalmente en torno a los oasis. Ya estaban creadas las condiciones necesarias para dar el salto al Neolítico. El proceso de transición al Neolítico fue complejo, y necesitó de una sociedad más organizada, e incluso jerarquizada, pero con una fuerte implantación de los recursos comunes. El nomadismo suponía que la densidad de población fuese muy baja.

PERIODO NEOLÌTICO

El Neolítico, Nueva edad de Piedra (gr. νέος, néos=nuevo; gr. λίθος, líthos=piedra), por contraposición al Paleolítico o Edad Antigua de la Piedra, es uno de los períodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.

La palabra neolítico no sólo indica el último estadio de la utilización de la piedra como material principal en la fabricación de herramientas, también indica un cambio radical en la forma de vivir del hombre: el paso de la caza y la recolección al pastoreo y la agricultura. La sedentarización del hombre fue un paso importante en el desarrollo del pensamiento científico pues el modo de vida del hombre nómada no da lugar para la innovación. La tecnología que puede desarrollar el hombre en ese estilo de vida debe ser simple para ser llevada día tras día, así que no hay tiempo para especializarse en algo. Otro aspecto de esta etapa de la prehistoria de la humanidad es que abrió el camino para el surgimiento de la civilización y posibilitó el avance de otra forma de comunicación más duradera, la escritura.

Tecnologías del Período Neolítico:

LA EVOLUCIÓN HUMANA

Hay una correspondencia bastante cercana entre períodos culturales y tipo humanos: al Paleolítico Inferior le corresponde Homo habilis (sólo en África) y lo que tradicionalmente se ha denominado Homo erectus. No obstante, en la actualidad los restos atribuidos a este tipo han acabado conociéndose mejor y se han discriminado en varias especies diferentes que veremos a continuación. Al Paleolítico Medio, al menos en Europa y Oriente Medio, se le identifica con el Hombre de Neanderthal, y el Paleolítico Superior y Epipaleolítico se corresponde con el Hombre de Cromañón.
El
ser humano procede de un grupo de simios llamados hominoideos, que se dividieron hace quince millones de años: por un lado, los póngidos (chimpancés, gorilas y orangutanes) y, por otro, los Homínidos. Desde entonces, hasta ahora, hemos pasado por diversas fases de hominización con los siguientes antepasados:
Los
australopitecinos, homínidos surgidos en África hace algo menos de 5 millones de años. Comían vegetales, insectos y carroña. Aunque caminaban erguidos, su aspecto era de simio, su cerebro muy pequeño (500 cc) y no sabían fabricar herramientas. Hay varias especies de australopitecinos.

Los arcántropos: Son los primeros seres humanos, pertenecen a varias especies (se denomina arcántropo a todos los miembros del género
Homo datados en el Pleistoceno Inferior y Medio, anteriores a los humanos modernos). Dada la variabilidad tan enorme existente entre los arcántropos, lo que sigue es una generalización muy vaga: su cerebro era grande: entre 700 cc y 1.100 cc. Surgen hace 2’6 millones de años en África, y desde allí se extendieron por Europa y Asia hace algo más de un millón de años, gracias al uso del fuego, la ropa de abrigo y a que sabían fabricar cabañas y herramientas de piedra, madera y hueso para cazar.
Homo habilis y Homo ergaster son sucesivos y propios de África. Al parecer H. ergaster se difundió hacia la región Paleártica diferenciándose dos ramas, una asiática y otra europea. Los restos de Dmanisi (Georgia) marcarían esa división.
En Asia el género Homo derivó hacia
Homo erectus, que sobrevivió hasta la llegada de los humanos modernos, es decir, fechas muy recientes.
En Europa se convertiría en
Homo heidelbergensis (inmediato antecesor del neandertal). En la Península Ibérica se habla, además, de un arcántropo de la Sierra de Atapuerca, en Burgos anterior a H. heidelbergensis: el discutido Homo antecessor.


vivieron en Europa desde hace 200.000 años (cuando en África ya había humanos modernos) . Los neandertales se parecían a nosotros (su cerebro, como el nuestro, tenía 1.500 cc, pero con forma de balón de rugby, mientras que el nuestro se parece más a uno de fútbol), sin embargo, eran mucho más robustos y musculosos, con la cara más grande y con una cabeza aplastada. Eran muy inteligentes y ya enterraban a sus muertos lo que indica que ya creían en el «más allá».


Los humanos modernos:

aparecimos en África hace 200.000 años y nos extendimos fuera de ese continente hace 50.000 años. En principio, los primeros miembros de esta especie reciben denominaciones diferentes a la nuestra, en virtud a leves diferencias físicas, a menudo se les denomina "Primitivos Modernos", es decir, Homo sapiens fossilis u Hombre de Cromañón. En Europa provocamos la extinción del Hombre de Neandertal. El ser humano moderno es el primero que habitó en todo el Mundo: llegando por vez primera a Australia y Oceanía por mar (en canoas) y a América desde Asia por el estrecho de Bering.

LA EDAD DE LOS METALES

La Edad de los Metales es el periodo de la evolución tecnológica de la humanidad caracterizado por el desarrollo de la metalurgia;[1] comienza antes del V milenio a. C. y acabaría en cada lugar con la entrada en la Historia, para buena parte de Europa en el I milenio a. C. Es parte de la Prehistoria en Europa, así como en la mayor parte del mundo, a excepción de en Oriente Medio, que coincide con el desarrollo de la escritura y por tanto con la Historia. Cuando existen testimonios escritos indirectos se considera también Protohistoria. De todos modos, dado que no existe una ruptura (excepto arbitraria) en el desarrollo de esta tecnología metalúrgica entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Historia, en este artículo se incluyen adelantos del trabajo con metales que se dan en periodos claramente históricos.

El Cobre:
El
cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales utilizados en la Prehistoria, tal vez porque, a veces, aparece en forma de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo conocido hasta el momento es un colgante oval procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado en el año 9500 a. C. Sin embargo, esta pieza es un caso aislado, ya que no es hasta 3000 años más tarde cuando las piezas de cobre martilleado en frío comienzan a ser habituales. En efecto, a partir del año 6500 a. C., en varios yacimientos se han encontrado piezas ornamentales y alfileres de cobre manufacturado a partir del martilleado en frío del metal nativo, tanto en los Montes Zagros (Ali Kosh en Irán), como en la meseta de Anatolia (Çatal Hüyük, Çayönü o Haçilar, en Turquía).
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de diversos minerales (
malaquita, calcopirita, etc.), por medio de la fusión en hornos especiales, en los que se insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con fuelles) para superar los 1000º C de temperatura. El objeto de cobre fundido más antiguo que se conoce procede de los Montes Zagros, concretamente de Tal-i-Blis (Irán), y se data en el 4100 a. C., junto a él se hallaron hornos de fundición, crisoles e incluso moldes.

El bronce:

El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción variable (en la actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo, creando los llamados bronces complejos). La cantidad de estaño podía variar desde un 3% en los llamados «bronces blandos», hasta un 25% en los llamados «bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más tenacidad, pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria la cantidad media suele rondar el 10% de estaño. Se supone que fueron los egipcios los primeros en añadir estaño al cobre, al observar que éste le daba mejores cualidades, como la dureza, un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad (ya que el estaño no se oxida fácilmente con el aire y es resistente a la corrosión). Además. el bronce es reciclable, pudiéndose fundir varias veces para obtener nuevos objetos de otros ya desechados. La técnica de trabajo del bronce es virtualmente idéntica a la del cobre, por lo que no vamos a incidir en ello (la única dificultad reside en exceder la temperatura adecuada, lo que podría provocar que el mineral se echase a perder por oxidación). A título de comparación se pueden confrontar el cobre puro, el cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla de correspondencia que muestra la dureza relativa de los metales:

El hierro:
Hierro meteórico o sideral
El Hierro es uno de los elementos que más abunda en la Tierra. Después del aluminio, es el metal más abundante, sin embargo, su utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el cobre y 2500 años después del bronce. Este retraso no se debe al desconocimiento de este metal, puesto que los antiguos conocían el hierro y lo consideraban más valioso que cualquier otra joya, pero se trataba de hierro meteórico, es decir, procedente de meteoritos. El hierro meteórico era conocido tanto en Eurasia como en América (descrito más adelante).
Aunque durante milenios no hubo tecnología para trabajar minerales ferrosos, en el
tercer milenio adC parece que algunos lo consiguieron: en las ruinas arqueológicas de Alaça Hüyük (Anatolia) aparecieron varias piezas de hierro artificial, entre ellas un alfiler y una especie de cuchilla. En el segundo milenio destacan un hacha de combate descubierta en Ugarit y, sobre todo, un cuchillo con la hoja de hierro y una exquisita empuñadura de oro, que formaba parte del ajuar funerario de la tumba de Tutankamón. Las materias primas de estos primeros herreros debieron ser minerales como el hematites, limonita o magnetita, casi todos óxidos de hierro que ya eran utilizados para otros fines en la Prehistoria, por ejemplo para ayudar a eliminar impurezas de la fundición del cobre o como colorantes. De hecho se sospecha que en los hornos de fundición de cobre y bronce pudieron generarse pequeños residuos de hierro casi puro, a partir de los cuales comenzaría el conocimiento de la verdadera siderurgia. Hay antiguos hallazgos de hierro fundido por el hombre desde Siria a Azerbaiyán. Pero ninguno revela cómo fueron obtenidos ni las técnicas usadas. No se conservan ruinas de talleres, ni herrerías, por lo que se ignora de dónde proceden estos objetos, o dónde «se inventaron».