martes, 19 de agosto de 2008

EL TOTALITARISMO

Totalitarismo es un concepto usado desde la década de los treinta por las ciencias políticas y sociales y por la historiografía para definir los movimientos y regímenes políticos del siglo XX que adoptaron las formas dictatoriales más extremas, en especial la Italia fascista, la Alemania Nazi, la Unión Soviética y sus satélites. Las teorías del totalitarismo ha sido controvertida y objeto de intensos debates.
Los regímenes totalitarios se caracterizan por el papel predominante de un
partido único y la ausencia de pluralismo; la existencia de una ideología rígida y elaborada que legitima el poder del partido; el ejercicio del poder sin limitaciones previsibles y sancionables; la movilización intensa y continua de la población, sustentada en organizaciones subordinadas al partido (sindicatos, asociaciones juveniles, femeninas, etc.); la voluntad de monopolizar y politizar todos los aspectos de la vida social, privada y pública, mediante el uso de métodos avanzados de comunicación de masas, propaganda, ritual, adoctrinamiento, educación, tecnología, entre otros, y gracias al poder del partido, en particular de su cúpula dirigente, y a la ideología en la que se fundamenta el régimen.
Esa pretensión de control total de la
sociedad civil, o incluso el propósito de transformar totalmente la sociedad existente y producir una sociedad íntegramente nueva desde los puntos de vista político, social y antropológico, es lo que distingue a los regímenes totalitarios del conjunto de regímenes autoritarios. El término totalitario surgió en Italia en los años veinte y fue utilizado en medios fascistas (incluido Mussolini) y opositores para definir, positiva o negativamente, el fascismo. Se empleó pronto, en cuanto noción peyorativa, para referirse al sistema comunista de la Unión Soviética y al nacionalsocialismo alemán. Entre los años treinta y los cincuenta se consolidó como concepto para el análisis comparativo de los regímenes autoritarios y para designar aquellos considerados «nuevos» en la historia, especialmente eficaces gracias a la tecnología moderna y a la racionalización burocrática. Además de ser ampliamente utilizado en medios académicos no marxistas, sirvió como arma retórica en los debates de la guerra fría.
A partir de los años sesenta y setenta, la validez del concepto ha sido cuestionada desde diferentes posiciones. La
historiografía marxista, que siempre rechazó el concepto para referirse a la Unión Soviética y defendió una concepción genérica del término fascismo para designar las dictaduras no socialistas, enfatizó Las diferencias filosóficas entre el comunismo soviético y los regímenes de Hitler y Mussolini, además de considerarlo un término ideológico propio de la propaganda antisoviética de La guerra fría.
Tras la muerte de Stalin, algunos autores defendieron La especificidad del estalinismo y que el comunismo no era intrínsecamente totalitario. Contribuyó a un cierto abandono del concepto la investigación sobre el régimen nazi, que ha revelado unos niveles de ineficacia e improvisación difícilmente compatibles con el concepto abstracto de control social total.
Quizás la principal objeción sea el uso de un único modelo teórico para definir fenómenos históricos muy distintos. Aun cuando la teoría del totalitarismo ha perdido en las últimas décadas la aceptación que tenía en los años cincuenta, sigue siendo un punto de referencia fundamental. Algunos autores han defendido su validez, en especial en cuanto «modelo» o “
tipo ideal», como construcción que define unos rasgos generales útiles para el análisis histórico, tanto comparativo como de los casos específicos (K. D. Bracher, E. Gentile). E. Gentile ha acuñado el concepto de «experimento totalitario», que pone de relieve el proceso dinámico de formación y realización del dominio totalitario y plantea como un proceso inagotable y nunca consumado el objetivo totalitario de realizar la revolución antropológica de moldear e integrar a los individuos y las masas en el Estado.
Este concepto permite afrontar las especificidades de los distintos movimientos-regímenes totalitarios y subraya la inexistencia en la realidad histórica de un totalitarismo perfecto.

Aspecto político:
El totalitarismo es un monismo político porque erige toda la estructura de poder en torno al poder político, generalmente un solo lider, absorbiendo los poderes que se afinan a éste y negando los que son independientes o contrarios. De esta forma, al contrario de las formas de estado democráticas, en donde el poder político es una forma más de poder, que se encuentra en una jerarquía, por sobre el poder social, en el totalitarismo no existe esa jerarquía de poderes, debido a que sólo existe uno, el poder político total.
A diferencia del liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición de principios ideológicos, las doctrinas totalitarias se configuran a la par que estos movimientos surgen con el propósito de alcanzar el poder y establecer su sistema de dominación. No hay doctrina. Una primera característica es su exaltación del Estado, de un Estado omnipotente o totalitario y llevar el respeto a los líderes de estos a un nivel de casi "culto a la personalidad".

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