lunes, 25 de agosto de 2008

EL REINO DE LOS FRANCOS

Los francos fueron una tribu procedente de Baja Renania y de los territorios situados inmediatamente al este (Westfalia), que, al igual que muchas otras tribus germánicas occidentales, entró a formar parte del Imperio Romano en su última etapa en calidad de foederati. Establecieron un duradero reino en una zona que abarca la mayor parte de la actual Francia, así como la región de Franconia en Alemania, estableciendo así la semilla de lo que más tarde serían estos dos países actuales.

Cabe señalar que los Francos se asentaron en la zona Bélgica y norte de Francia en el siglo IV.
El reino franco vivió varias segregaciones y distribuciones, dado que los francos dividían la propiedad entre los hijos supervivientes, y a falta de un amplio sentido de la
res pública, concebían el reino como una propiedad privada de grandes dimensiones. Esta práctica explica en parte la dificultad de describir con precisión tanto las fechas como las fronteras geográficas de cualquiera de los reinos francos, así como de determinar quién gobernaba en cada una de las regiones. El bajo nivel de alfabetización durante la hegemonía de los francos agrava el problema, ya que se conservan muy pocos documentos escritos. De todas formas, podemos decir que básicamente se distinguían dos dinastías de líderes que se sucedieron respectivamente: en primer lugar los merovingios y después los carolingios.


La palabra franco significa «libre» en el lenguaje franco. Esta libertad no se extendía a las mujeres ni a la población de
esclavos que se trasladaron con los francos libres.
En un principio, los francos se dividían en dos grupos, cuyos nombres derivan de ríos: los
salios (del Yssel, en Holanda), y los ripuarios («habitantes de la orilla del río Rin», en latín). Ya en el siglo IX (si no antes) la división entre ambos era prácticamente inexistente, pero durante algún tiempo continuó siendo aplicada en el sistema legal por el que una persona podía ser juzgada.

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