miércoles, 27 de agosto de 2008

PRESENTACIÒN



BUENO NOSOTROS SOMOS DIEGO QUIÑEMAN Y LUIS PAINEMIL DE 3ºC DE LA ESPECIALIDAD DE MECANICA.

A CONTINUACIÓN PODRA USTED VER UN POCO SOBRE NUESTRA HISTORIA UNIVERSAL TODO LO QUE A PASADO EN EL AMBITO NACIONAL E INTERNACIONAL, PODRA DARSE CUENTA DE CUANTO A CAMBIADO EL MUNDO DESDE LA PREHISTORIA HASTA NUESTROS TIEMPOS DE AHORA, PODRS DARSE CUENTA DE SUSESOS IMPORTANTES QUE USTED NO PUDO VIVIR.

LA PREHISTORIA

Las dos grandes divisiones que engloban el pasado de la vida humana son la Prehistoria y la Historia. La Prehistoria cubre aproximadamente 3.5 millones de años del pasado de la humanidad. Esta enorme etapa abarca el desarrollo de los primeras sociedades humanas, desde la aparición de los primeros homínidos (hace 4 millones de años) hasta la invención y difusión de la escritura (hacia el año 3 500 a. de N. E.). A su vez, la Prehistoria se divide en dos grandes edades o periodos: Paleolítico y Neolítico, con un periodo intermedio de transición llamado Mesolítico.
La Historia dura mucho menos que la Prehistoria. Se inicia con el invento de la escritura (3 500 a. de N. E.) y llega hasta la actualidad. También tiene divisiones temporales, que son: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.

El término prehistoria
designa el periodo de tiempo transcurrido desde la aparición del primer ser humano hasta la invención de la escritura, hace más de 5.200 años o, según otros autores, la aparición del estado.
Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la
Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquéllos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la
Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad (modificación del hábitat, aglomeración, socialización avanzada, jerarquización, poder administrativo, economía avanzada, moneda, intercambios comerciales —especialmente los de larga distancia—, etc.).

PERIODO PALEOLÌTICO

El significado del periodo paleolítico es piedra antigua. Este periodo Se subdivide en inferior, medio y superior. Se desarrolló una cultura cuando el clima era cálido y cuya raza fue el hombre de Neanderthal. El Paleolítico es el periodo prehistórico que abarca la mayor parte del cuaternario y su duración se aproxima a un millón de años. Andalucía, por sus características condiciones geográficas, se encuentra en el área de crecimiento de las primeras poblaciones prehistóricas; muestra de ello son los abundantes yacimientos que se reparten por su superficie territorial. La caza era escasamente importante al principio del Paleolítico, predominando la recolección y el carroñeo. A medida que el ser humano progresa física y culturalmente la caza va ganando importancia. Características: Este periodo posee diversas características que le distinguen de los demás periodos, una de ellas es que es un periodo de constantes cambios climáticos, se van alternando los periodos de glaciación y los interglaciares, aquí se produjo 4 glaciaciones (épocas de clima polar), que fueron Günz, Mindel, Riss y Würm, en donde Europa, excepto las riberas del Mediterráneo estaba totalmente congelada, ahora bien, en los periodos interglaciares el clima era templado y lluvioso.

Período
prehistórico, entre el Paleolítico y el Neolítico, que duró aproximadamente entre el 10000 adC y el 5000 adC. Su nombre significa Edad Media de la Piedra (del griego μεσος, mesos=medio; y λίθος, líthos=piedra) por contraposición al Paleolítico (Edad Antigua de la Piedra) y al Neolítico (Edad Moderna de la Piedra).
Época marcada por el final de la
era glacial del Pleistoceno, con la consiguiente mejoría de las condiciones de vida.
Comienza la diferenciación de razas y la colonización del planeta.


Culturas:
·
Aziliense
·
Maglemoisense
·
Ertebölliense
·
Ahrensburgiense
·
Asturiense
Los hombres del Mesolítico se dedicaron a la caza, la pesca y la recolección, como los del Paleolítico Superior, pero sus condiciones de vida fueron relativamente más duras. El
clima sufrió grandes cambios: había finalizado una etapa de glaciación. Las grandes masas de hielo y nieve se derritieron gradualmente, subió el nivel de los mares y se inundaron muchas regiones bajas. Por otra parte, el aumento de la temperatura provocó la desaparición o la migración hacia el Norte de los grandes mamíferos característicos del clima frío que habían otorgado una caza provechosa a los seres del Paleolítico Superior. La caza tuvo que orientarse hacia animales más pequeños o buscar otras formas de alimentación. El mamut se extinguió y los rebaños de herbívoros fueron sustituidos por animales de costumbres individuales, cuya caza era más compleja: el ciervo y los jabalíes. Los cazadores comenzaron a utilizar perros, con algún grado de domesticación, para sus actividades. También es importante la microlitización, es decir, la fabricación de pequeños utensilios adaptados a su nueva situación, como por ejemplo, la recolección de moluscos y la apertura de estos. Las armas más importantes fueron los arcos, reforzados por tendones, y las flechas de piedra con variadas formas geométricas (por ejemplo, triángulos y trapecios). Utilizaron también un tipo de flechas de hueso o de madera para conseguir pieles sin dañarlas demasiado. Durante este período se fabricaron trineos, en un principio tirados por hombres y luego por perros, y canoas de piel o de corteza de árboles. De la corteza de abedul fabricaron un producto para pegar, que se ha considerado probablemente como la sustancia más antigua realizada por el ser humano.
Los hábitos de las culturas del Mesolítico eran nómadas, con alojamientos de invierno y campamentos de verano. En algunas regiones, donde las costas ofrecieron cantidades permanentes de alimentos, comenzaron a ubicarse asentamientos durante todo el año.
El Mesolítico se divide en dos fases: El
Epipaleolítico (o fase final del Paleolítico) cuyo nombre deriva de la raíz griega "epi", es decir "sobre"; y el Protoneolítico (periodo anterior al neolítico o edad de los Metales).

PERIODO MESOLÌTICO

La transición del Paleolítico al Neolítico fue un proceso más o menos lento y con etapas intermedias. No es posible que un cambio tan radical sea repentino. Fue en 1887 cuando se descubrieron, en las cuevas de Mas d’Azil, pruebas de la existencia de culturas mixtas. Este periodo mesolítico comenzó hace unos 10000 años en el cercano oriente y hace unos 8000 en Europa.
Los motivos de este cambio tan trascendental son confusos, pero en su raíz está el cambio climático producido durante el período interglacial y el neotérmico. El Holoceno comenzará con el fin de la glaciación Wiurm. Las nuevas condiciones climáticas no es que fuesen catastróficas, además fueron lo suficientemente lentas como para permitir la adaptación ecológica, pero los cambios en la naturaleza implicaron transformaciones radicales en las formas de vida y en la base económica. Había que inventar nuevas formas de conseguir alimentos.

En Europa occidental las regiones libres de hielos se fueron templando, y los bosques atlánticos comenzaron a dominar el paisaje. Los animales dominantes eran mucho más pequeños y los cazadores debían cazar más. Los pueblos se hacen nómadas estacionales, ya que van siguiendo a las manadas de animales. Se conocen culturas como la hamburguense, la aziliense, la montmorenciense o la tardenoisiense, que viven en los bosques siguiendo animales y recolectando frutos. Pero a finales del Mesolítico algunos de ellos cuidan las manadas, sobre todo de ovejas y cabras.
El utillaje de estas culturas es de pequeño tamaño, necesario para transportarlos en una vida nómada. El arte está casi totalmente ausente. Pero gracias al nomadismo se difundieron por Europa los avances de Oriente.
En la Europa septentrional los cambios climáticos estuvieron acompañados de movimientos epirogénicos, que permitieron la unión del continente con las islas británicas (hace unos 9000 años), pero hace unos 7000 años el aumento en el nivel de los mares las dejó nuevamente aisladas. Aquí se conoce la cultura maglemosense, que vivió en las orillas de los ríos, lagos y mares, y que basaron parte de su dieta en la pesca. Para pescar utilizaron anzuelos y arpones, pero también redes de mimbre. Además, se comenzó a comer marisco, accesible desde la costa, por lo que se acumularon conchas en las proximidades de los poblados.
El cambio de los animales supuso una transformación en la dieta, pero también en las técnicas de caza. Se inventó la flecha cónica y la azada de mano. La abundancia de bosque permitió construir cabañas y embarcaciones, como las canoas. Al construir sus poblados cerca del agua los levantaron sobre pilotes (palafitos) que al subir el nivel del agua quedaron inundados. También se conoce la cultura esteboelliense , algo más al sur y en contacto con las culturas neolíticas. Utilizaban cerámica, cuidaban ganado y cultivaban la tierra, por lo que se puede considerar una cultura neolítica.
El cambio más drástico ocurrió en el norte de África, cuyo clima pasó a ser árido. Quizá este sea el motivo por el que aparecieron aquí las culturas neolíticas. Pero existieron culturas intermedias como la capsiense. La sequía del clima hizo convivir a los animales y al ser humano en un espacio muy reducido, en torno a los oasis. Las culturas natufense y de Karim Sahir seguían viviendo en cuevas, pero construyeron muros alrededor de ellas, lo que significa que se hicieron sedentarios. No existen pruebas de que conociesen la ganadería, pero tenían a mano manadas de bovino y ovino que protegían de los depredadores. Estos serán, posteriormente, los primeros animales domésticos. Tampoco hay constancia de que conociesen la agricultura, pero sí debían recolectar los cereales que de manera abundante crecían naturalmente en torno a los oasis. Ya estaban creadas las condiciones necesarias para dar el salto al Neolítico. El proceso de transición al Neolítico fue complejo, y necesitó de una sociedad más organizada, e incluso jerarquizada, pero con una fuerte implantación de los recursos comunes. El nomadismo suponía que la densidad de población fuese muy baja.

PERIODO NEOLÌTICO

El Neolítico, Nueva edad de Piedra (gr. νέος, néos=nuevo; gr. λίθος, líthos=piedra), por contraposición al Paleolítico o Edad Antigua de la Piedra, es uno de los períodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.

La palabra neolítico no sólo indica el último estadio de la utilización de la piedra como material principal en la fabricación de herramientas, también indica un cambio radical en la forma de vivir del hombre: el paso de la caza y la recolección al pastoreo y la agricultura. La sedentarización del hombre fue un paso importante en el desarrollo del pensamiento científico pues el modo de vida del hombre nómada no da lugar para la innovación. La tecnología que puede desarrollar el hombre en ese estilo de vida debe ser simple para ser llevada día tras día, así que no hay tiempo para especializarse en algo. Otro aspecto de esta etapa de la prehistoria de la humanidad es que abrió el camino para el surgimiento de la civilización y posibilitó el avance de otra forma de comunicación más duradera, la escritura.

Tecnologías del Período Neolítico:

LA EVOLUCIÓN HUMANA

Hay una correspondencia bastante cercana entre períodos culturales y tipo humanos: al Paleolítico Inferior le corresponde Homo habilis (sólo en África) y lo que tradicionalmente se ha denominado Homo erectus. No obstante, en la actualidad los restos atribuidos a este tipo han acabado conociéndose mejor y se han discriminado en varias especies diferentes que veremos a continuación. Al Paleolítico Medio, al menos en Europa y Oriente Medio, se le identifica con el Hombre de Neanderthal, y el Paleolítico Superior y Epipaleolítico se corresponde con el Hombre de Cromañón.
El
ser humano procede de un grupo de simios llamados hominoideos, que se dividieron hace quince millones de años: por un lado, los póngidos (chimpancés, gorilas y orangutanes) y, por otro, los Homínidos. Desde entonces, hasta ahora, hemos pasado por diversas fases de hominización con los siguientes antepasados:
Los
australopitecinos, homínidos surgidos en África hace algo menos de 5 millones de años. Comían vegetales, insectos y carroña. Aunque caminaban erguidos, su aspecto era de simio, su cerebro muy pequeño (500 cc) y no sabían fabricar herramientas. Hay varias especies de australopitecinos.

Los arcántropos: Son los primeros seres humanos, pertenecen a varias especies (se denomina arcántropo a todos los miembros del género
Homo datados en el Pleistoceno Inferior y Medio, anteriores a los humanos modernos). Dada la variabilidad tan enorme existente entre los arcántropos, lo que sigue es una generalización muy vaga: su cerebro era grande: entre 700 cc y 1.100 cc. Surgen hace 2’6 millones de años en África, y desde allí se extendieron por Europa y Asia hace algo más de un millón de años, gracias al uso del fuego, la ropa de abrigo y a que sabían fabricar cabañas y herramientas de piedra, madera y hueso para cazar.
Homo habilis y Homo ergaster son sucesivos y propios de África. Al parecer H. ergaster se difundió hacia la región Paleártica diferenciándose dos ramas, una asiática y otra europea. Los restos de Dmanisi (Georgia) marcarían esa división.
En Asia el género Homo derivó hacia
Homo erectus, que sobrevivió hasta la llegada de los humanos modernos, es decir, fechas muy recientes.
En Europa se convertiría en
Homo heidelbergensis (inmediato antecesor del neandertal). En la Península Ibérica se habla, además, de un arcántropo de la Sierra de Atapuerca, en Burgos anterior a H. heidelbergensis: el discutido Homo antecessor.


vivieron en Europa desde hace 200.000 años (cuando en África ya había humanos modernos) . Los neandertales se parecían a nosotros (su cerebro, como el nuestro, tenía 1.500 cc, pero con forma de balón de rugby, mientras que el nuestro se parece más a uno de fútbol), sin embargo, eran mucho más robustos y musculosos, con la cara más grande y con una cabeza aplastada. Eran muy inteligentes y ya enterraban a sus muertos lo que indica que ya creían en el «más allá».


Los humanos modernos:

aparecimos en África hace 200.000 años y nos extendimos fuera de ese continente hace 50.000 años. En principio, los primeros miembros de esta especie reciben denominaciones diferentes a la nuestra, en virtud a leves diferencias físicas, a menudo se les denomina "Primitivos Modernos", es decir, Homo sapiens fossilis u Hombre de Cromañón. En Europa provocamos la extinción del Hombre de Neandertal. El ser humano moderno es el primero que habitó en todo el Mundo: llegando por vez primera a Australia y Oceanía por mar (en canoas) y a América desde Asia por el estrecho de Bering.

LA EDAD DE LOS METALES

La Edad de los Metales es el periodo de la evolución tecnológica de la humanidad caracterizado por el desarrollo de la metalurgia;[1] comienza antes del V milenio a. C. y acabaría en cada lugar con la entrada en la Historia, para buena parte de Europa en el I milenio a. C. Es parte de la Prehistoria en Europa, así como en la mayor parte del mundo, a excepción de en Oriente Medio, que coincide con el desarrollo de la escritura y por tanto con la Historia. Cuando existen testimonios escritos indirectos se considera también Protohistoria. De todos modos, dado que no existe una ruptura (excepto arbitraria) en el desarrollo de esta tecnología metalúrgica entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Historia, en este artículo se incluyen adelantos del trabajo con metales que se dan en periodos claramente históricos.

El Cobre:
El
cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales utilizados en la Prehistoria, tal vez porque, a veces, aparece en forma de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo conocido hasta el momento es un colgante oval procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado en el año 9500 a. C. Sin embargo, esta pieza es un caso aislado, ya que no es hasta 3000 años más tarde cuando las piezas de cobre martilleado en frío comienzan a ser habituales. En efecto, a partir del año 6500 a. C., en varios yacimientos se han encontrado piezas ornamentales y alfileres de cobre manufacturado a partir del martilleado en frío del metal nativo, tanto en los Montes Zagros (Ali Kosh en Irán), como en la meseta de Anatolia (Çatal Hüyük, Çayönü o Haçilar, en Turquía).
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de diversos minerales (
malaquita, calcopirita, etc.), por medio de la fusión en hornos especiales, en los que se insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con fuelles) para superar los 1000º C de temperatura. El objeto de cobre fundido más antiguo que se conoce procede de los Montes Zagros, concretamente de Tal-i-Blis (Irán), y se data en el 4100 a. C., junto a él se hallaron hornos de fundición, crisoles e incluso moldes.

El bronce:

El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción variable (en la actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo, creando los llamados bronces complejos). La cantidad de estaño podía variar desde un 3% en los llamados «bronces blandos», hasta un 25% en los llamados «bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más tenacidad, pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria la cantidad media suele rondar el 10% de estaño. Se supone que fueron los egipcios los primeros en añadir estaño al cobre, al observar que éste le daba mejores cualidades, como la dureza, un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad (ya que el estaño no se oxida fácilmente con el aire y es resistente a la corrosión). Además. el bronce es reciclable, pudiéndose fundir varias veces para obtener nuevos objetos de otros ya desechados. La técnica de trabajo del bronce es virtualmente idéntica a la del cobre, por lo que no vamos a incidir en ello (la única dificultad reside en exceder la temperatura adecuada, lo que podría provocar que el mineral se echase a perder por oxidación). A título de comparación se pueden confrontar el cobre puro, el cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla de correspondencia que muestra la dureza relativa de los metales:

El hierro:
Hierro meteórico o sideral
El Hierro es uno de los elementos que más abunda en la Tierra. Después del aluminio, es el metal más abundante, sin embargo, su utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el cobre y 2500 años después del bronce. Este retraso no se debe al desconocimiento de este metal, puesto que los antiguos conocían el hierro y lo consideraban más valioso que cualquier otra joya, pero se trataba de hierro meteórico, es decir, procedente de meteoritos. El hierro meteórico era conocido tanto en Eurasia como en América (descrito más adelante).
Aunque durante milenios no hubo tecnología para trabajar minerales ferrosos, en el
tercer milenio adC parece que algunos lo consiguieron: en las ruinas arqueológicas de Alaça Hüyük (Anatolia) aparecieron varias piezas de hierro artificial, entre ellas un alfiler y una especie de cuchilla. En el segundo milenio destacan un hacha de combate descubierta en Ugarit y, sobre todo, un cuchillo con la hoja de hierro y una exquisita empuñadura de oro, que formaba parte del ajuar funerario de la tumba de Tutankamón. Las materias primas de estos primeros herreros debieron ser minerales como el hematites, limonita o magnetita, casi todos óxidos de hierro que ya eran utilizados para otros fines en la Prehistoria, por ejemplo para ayudar a eliminar impurezas de la fundición del cobre o como colorantes. De hecho se sospecha que en los hornos de fundición de cobre y bronce pudieron generarse pequeños residuos de hierro casi puro, a partir de los cuales comenzaría el conocimiento de la verdadera siderurgia. Hay antiguos hallazgos de hierro fundido por el hombre desde Siria a Azerbaiyán. Pero ninguno revela cómo fueron obtenidos ni las técnicas usadas. No se conservan ruinas de talleres, ni herrerías, por lo que se ignora de dónde proceden estos objetos, o dónde «se inventaron».

martes, 26 de agosto de 2008

HISTORIA

Uno de los aspectos más característicos de la historia antigua de España es la sucesión de oleadas de diferentes pueblos que se extendieron por toda la península. Los primeros en llegar fueron los Iberos, un pueblo del norte de Africa. Después llegaron los celtas, un pueblo típicamente ario, y de la fusión de los dos surgió una nueva etnia, los celtíberos, que se agruparon en varias tribus (cántabros, astures, lusitanos) que dieron nombre a sus respectivos territorios. Los siguientes en llegar, atraídos por la riqueza minera, fueron los fenicios, que fundaron varias plazas comerciales a lo largo de la costa, la más importante de las cuales fue Cádiz. Después vinieron los griegos, que fundaron varias ciudades, entre las que se encontraban Rosas, Ampurias y Sagunto. En su lucha contra los griegos, los fenicios llamaron a los cartagineses, quienes a las órdenes de Amílcar Barca, se apoderaron de la mayor parte de España. Fue en esta época cuando Roma inició una disputa fronteriza en defensa de las zonas de influencia griega: Y así comenzó en la península la segunda guerra púnica, que decidió el destino del mundo de entonces. Tras la victoria de Roma, Publio Escipión, "El Africano", comenzó la conquista de España, que iba a estar bajo dominio de Roma durante seis siglos.
Una vez que la península fue completamente sometida, hubo una romanización de tal magnitud, que produjo escritores de la estatura de Séneca y Lucano y emperadores tan eminentes como Trajano y Adriano.
Roma legó a España cuatro grandes instituciones sociales: la lengua latina, el Derecho romano, los municipios y la religión cristiana.
Tras la caída del Imperio Romano los suevos, los vándalos y los alanos entraron en España, pero fueron derrotados por los visigodos, que a finales del siglo VI ocuparon prácticamente toda la península.
A comienzos del siglo VIII los árabes se introdujeron por el sur. Conquistaron el país rápidamente excepto un pequeño baluarte del norte que se convertiría en el trampolín para el inicio de la Reconquista, que no culminó hasta ocho siglos más tarde. La época de dominación musulmana se divide en tres periodos: el Emirato (del 711 al 756), el Califato (756-1031) y los Reinos de Taifas (pequeños reinos independientes) (1031-1492).
En 1492 el matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, preparó el camino para la unión de los dos reinos y marcó el comienzo de un período de creciente éxito para España, ya que durante su reinado Granada, la última fortaleza de los árabes en España, fue conquistada y a la vez, en el mismo año histórico de 1492, las carabelas enviadas por la Corona de Castilla bajo el mando de Cristóbal Colón descubrieron América. Las Islas Canarias se convirtieron en territorio español (1495), se afirmó la hegemonía de España en el Mediterráneo en detrimento de Francia con la Conquista del Reino del Nápoles, y Navarra se incorporó a la Corona.
Los dos siglos siguientes, el XVI y el XVII, fueron testigos de la construcción y el apogeo del Imperio Español, a resultas de lo cual, el país se convirtió en la primera potencia del mundo bajo la égida de los austrias y la política europea giró en torno a él.
La Guerra de Sucesión a la Corona de España (1701-1714) marcó el fin de la dinastía de los Habsburgo y el comienzo de los Borbones. El Tratado de Utrecht de 1713 formalizó la ocupación británica del Peñón de Gibraltar, dando lugar a una situación colonial anacrónica que todavía persiste hoy y constituye la única disputa entre España y el Reino Unido.
En 1808 José Bonaparte se instaló en el trono de España tras la invasión napoleónica, aunque la fiera resistencia del pueblo culminó con la restauración de los Borbones en la persona de Fernando VII.
En 1873 el breve reinado de Amadeo de Savoya terminó con su abdicación y se proclamó la I República. Sin embargo, un pronunciamiento militar restauró la monarquía en 1875 y Alfonso XII fue proclamado rey de España. Su hijo Alfonso XIII le sucedió en 1886, aunque su madre Reina María Cristina de Habsburgo actuó como Regente hasta 1902, cuando fue coronado el Rey.
Antes de esto una breve guerra contra Estados Unidos concluyó con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, completando así la disolución del Imperio Español.

LA EDAD ANTIGUA

La Edad Antigua es la época histórica que transcurre desde el nacimiento de las primeras civilizaciones caracterizadas por el comercio de larga distancia. Algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad tardía europea hasta los siglos VI y VII, mientras que, en lo político, los partidarios de la escuela "mutacionista" francesa la extienden hasta algún momento entre los siglos IX y XI, cuando el Estado central, la propiedad pública y los impuestos dieron lugar al feudalismo y sus censos.


Buda Gandhara (siglo I)
El concepto más tradicional de Historia Antigua presta atención al descubrimiento de la
escritura, pero las orientaciones más recientes procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Según estos criterios la Edad Antigua se inicia con la vida urbana, considerada en un sentido amplio, y tiene su fin en diversos momentos según el area geográfica de la que hablemos. Así algunos pueblos cazadores-recolectores actuales aún no habrían abandonado la Prehistoria mientras que otros entraron violentamente en la edad moderna o contemporánea de la mano de las colonizaciones del siglo XVI o XIX.
Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la Historia escrita del Mediterráneo Oriental pueden ser objeto de la
Protohistoria, pues las fuentes escritas por griegos, árabes, fenicios, hebreos o egipcios, además de las fuentes arqueológicas, permiten hacerlo.
La
Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud de las civilizaciones griega y romana (siglo V a. C. al siglo II a. C.) o en sentido amplio, en toda su duración (siglo VIII a. C. al siglo V a. C.)
Conceptos como
Edad Media o Edad Moderna pueden considerarse válidos sólo para Europa; así Asia, África o América deben recibir una periodización propia y original, coordinando sus cronologías para entender mejor cómo los logros de una cultura acabaron por influir en las otras.
Las grandes
civilizaciones de la Antigüedad pueden ser agrupadas geográficamente según areas de influencia estratégica.

BABILONIA

Babilonia fue fundada por Nemrod en 2500 adC, quizá como un pequeño pueblo a orillas de Río Eufrates, y que casi seguramente, durante el período Sumerio, estuvo suvordinada a la más poderosa ciudad de Kish. La primera mención de Babilonia se encuentra en una tablilla, fechada en el siglo XXIV , del reino de Sharrukim de Akkad (Sargón de Acad), quien la hizo capital de un oscuro y perdido distrito de su imperio. Durante algún tiempo fue sólo una ciudad provincial más. Ya comenzada la segunda mitad del siglo XXI adC, nómades semitas procedentes del Desierto de Arabia (Amorreos y Tidnum) expropiaron a Amar-Sin, Rey de Sumeria y Akadia, parte de los territorios del centro de Mesopotamia (Akkad) y quisieron penetrar en Kish, pero fueron expulsados de esta última ciudad, quedando limitados a las orillas del Eufrates, es decir, Babilonia. Por ser su única poseción importante por mucho tiempo, los Martu, se encargaron de engrandecerla y enbellecerla. En 2004 adC, el Imperio de Ur III, cayó ante una coalisión de Puebllos nómades de los Montes Zargos, Elamitas, la ciudad de Isín, y los Amorreos o Martu. Estos últimos, se asentaron en la Media y Baja Mesopotamia, apoderandose de las ciudades y fundando dinastías amorritas en ellas.

Primer período Imperial:
Una de las ciudades bajo gobierno Amorreo, fue Babilonia, que, si bin hacía ya mucho tiempo que estaba bajo dominio amorreo, no tenía dinastía propia. La Primer
Dinastía Babilónica, fue fundada en 1894 adC por el amorrita Sumu-abum. Se convirtió así, en una Ciudad-Estado independiente regida por esta dinastía, cuyo sexto Rey, Hammurabi (que reinó desde 1792 adC hasta 1750 adC según la cronoñogía media), engrandecería colosalmente y extendería sus dominios, transformandola en la capital del Imperio Amorreo, que dominó toda la Mesopotamia. Desde entonces, y en adelante, adquirió gran relevancia como la verdadera metrópoli de todo el sur de Mesopotamia. Pero el Imperio no duró mucho. Tras la muerte de Hammurabi, comenzaron las revueltas:
· en
1729 adC los primeros caudillos Casitas (tribu Aria Indoeuropea y nómade), comenzaron sucesivos intentos de conquista de Babilonia
· en
1720 adC una región en el extremo meridional de Mesopotamia conocida como País del Mar, comienza sucesivasrevueltas con la fundación de una dinastía propia
Finalmente, en
1595 adC, sin poder resistir las presiones de los Casitas del este, Samsu-Ditana, último rey del Primer Imperio Babilónica, es depuesto por el caudillo Casita, Agum II.

Primeras revueltas:

Durante el reinado de Senaquerib, Babilonia sufrió un constante estado de revuelta, el cual fue sólo sofocado mediante la completa destrucción de la capital. En el año 689 adC sus muros, templos y palacios fueron demolidos, y sus ruinas fueron lanzadas al Arakhtu, el canal que bordeaba la antigua Mesopotamia por el sur. Este acto conmocionó la conciencia religiosa de Mesopotamia; el posterior asesinato de Senaquerib fue tomado como explotación de ello, y su sucesor Asarhaddón se cayo apresuró a reconstruir la antigua ciudad, recibir a su gente, y hacerla su residencia durante parte del año. A su muerte, Babilonia fue dejada a su hijo mayor Assurbanipal de Asiria.
Una vez más, Babilonia fue asediada por los asirios y sometida por inanición. Asurbanipal purificó la ciudad y celebró un "servicio de reconciliación", pero no se aventuró a "tomar las manos" de Bel. En la posterior caída del Imperio Asirio los babilonios vieron otro ejemplo de divina venganza.
Con la caída definitiva de Asiria y la destrucción de
Nínive (612 adC), Babilonia se liberó por fin del yugo asirio, y llegó a hacerse la capital de un creciente Imperio Babilónico.
La recuperación de la independencia babilónica bajo
Nabopolasar supuso la llegada de una nueva era de actividad arquitectónica, y su hijo Nabucodonosor II hizo de Babilonia una de las maravillas del mundo antiguo.

La invasión de Alejandro Magno:

En el
331 adC el rey persa Darío III fue derrotado por las fuerzas del rey macedonio Alejandro III en la batalla de Gaugamela, y en octubre Babilonia vio su invasión y ocupación. Un informe nativo de esta invasión relata una orden de Alejandro para no entrar a los hogares de sus habitantes, considerando a la urbe como ciudad liberada.
Bajo Alejandro, Babilonia floreció otra vez como centro de estudio y comercio. Pero después de la misteriosa muerte de Alejandro en el
323 adC en el palacio de Nabucodonosor, su imperio se dividió entre sus generales, los diádocos, y pronto empezaron décadas de lucha por los restos de su imperio, con Babilonia una vez más atrapada en el medio.
Las constantes revueltas fueron vaciando paulatinamente la ciudad de Babilonia. Una tabla datada en el año
275 adC afirma que los habitantes de Babilonia fueron transportados a Seleucia del Tigris, la nueva capital creada por Seleuco I Nikátor para su nuevo reino, en la cual erigió un nuevo palacio, así como fue un templo llamado E-Saggila. Con este evento la historia de Babilonia llegó prácticamente a su fin, a pesar de que más de un siglo después todavía se practicaban sacrificios en su viejo santuario. Hacia el año 141 adC, cuando los partos sometieron la región, Babilonia estaba en completa desolación y oscuridad...


Arqueología de Babilonia:
El conocimiento histórico de la topografía de Babilonia ha derivado de los escritores clásicos, las inscripciones de Nabucodonosor, y las excavaciones del Deutsche Orientgesellschaft, que comenzaron en
1899. La topografía se corresponde prácticamente con la Babilonia de Nabucodonosor, ya que la Babilonia más antigua fue destruida por Senaquerib sin dejar apenas ningún rastro.

EGIPTO

En cuanto a los egipcios, en siglos pasados se les propuso originarios de una región llamada Punt, situada probablemente a lo largo de la costa Somalí. Estos antiquísimos Punistas procedentes del sur africano y convertidos en indígenas de las orillas del Nilo, habrían sido después sometidos por invasores septentrionales, portadores de una civilización más elevada que produjo el nacimiento de las dinastías. En el curso del río se basa la posterior subdivisión del país en Alto Egipto (Tebaida), Medio Egipto (Heptanomida) y Bajo Egipto (Delta) con esta división se corresponden los tres grandes períodos históricos : Memfita, Tebano y Saíta, entre los cuales se distribuyen treinta y tres dinastías de faraones.

Las crecidas del Nilo se deben a la abundante aporte de sus 2 afluentes de la derecha, el Nilo Azul y el Atbara. En la crecida estival máxima del Nilo, ésta procede aproximadamente en un 80% del Nilo Azul, en un 15% del Atbara y sólo en un 5% del Nilo Blanco. El aporte invernal aveces es debido en gran parte al Nilo Blanco. Por ello, la prosperidad de Egipto depende de la crecida anual del Nilo que, al inundar una prolongada faja a lo largo de sus orillas las riega y fertiliza, depositando sobre ellas una sutil capa de limo. El clima de Egipto es de tipo desértico mitigado únicamente el la costa mediterránea. Se caracteriza por la extrema escasez o incluso la falta absoluta de lluvias, por un cielo sereno durante largos espacios de tiempo, por temperaturas elevadas todo el año. Durante varios siglos, el Alto Egipto afirma su unidad frente a la rebeldía del Delta, que se ha desarrollado completamente como una sociedad agrícola con artesanías y ciudades. El Alto Egipto mantiene su personalidad frente a los nubios del sur, los libios del oeste y los beduinos del desierto del este y de la península del Sinaí.

LA CIVILIZACIÓN GRIEGA

Los orígenes de la civilización griega estarían en la isla de Creta, al sureste del Peloponeso, a partir del 2100 a. C. aproximadamente, donde se desarrolla la civilización Minoica, nombre tomado del legendario Rey Minos, que se asocia a la leyenda del Laberinto y el Minotauro. Los Aqueos, pueblo guerrero invade y somete por las armas a los cretences y luego extienden su dominio a la península del Peloponeso, pero lentamente se transculturizan y adoptan la cultura helénica, es el tiempo de los Reyes Guerreros, hechos hermosamente relatados por Homero, en la Iliada y la Odisea, como por ejemplo: la guerra de Troya.
Luego otros pueblos invaden la peninsula de los Balcanes, ocupando diversos territorios de Grecia y Asia Menor, siendo los principales los eolios, los jonios y los dorios.
Entre los siglos VIII y V a.C. la Península de los balcanes se hace insuficiente para contener y alimentar a la creciente población helénica, por lo que comienza la migración y el poblamiento paulatino de todas las costas del mar mediterráneo. Debido a su gran preparación los griegos influyen enormemente en los pueblos vecinos quienes empiezan a transculturizarse utilizando elementos de la cultura griega.
Es así como las antiguas polis pasan a convertirse en Metrópolis (Ciudad Madre) de las nuevas polis, pero estas no tienen ningún tipo de dependencia a no ser de carácter afectivo o que realizan comercio mutuamente.
La región hoy día llamada Grecia no parece haber sido en la antigüedad habitada de un modo estable; por el contrario, eran en ella frecuentes las migraciones, y sus habitantes abandonaban sin dificultad el territorio bajo el impulso de inmigrantes cada vez más numerosos: no existía el comercio, no había seguridad ni en las comunicaciones terrestres ni marítimas; cada tribu trabajaba sus propios campos sólo para subsistir; no disponían de dinero ni cultivaban la tierra, porque nunca sabían si caería sobre ellos un invasor que, al estar sin la protección de unas murallas, se los arrebataría todo; la seguridad de que en cualquier otra gente podrían hallar el alimento necesario para cada día, unido a las demás circunstancias, fomentaba en ellos una constante emigración, y por este mismo hecho no se distinguían ni por la importancia de sus ciudades ni por cualquier otro signo de poder.
Eran sobre todo las regiones más ricas las que cambiaban de población con mayor frecuencia, como, por ejemplo, lo que hoy se llama Beocia y Tesalia, y la mayor parte del Peloponeso, a excepción de Arcadia; en suma, los países más fértiles. La feracidad del suelo aumentaba la fortuna de algunos individuos, lo que provocaba revueltas que eran la causa de su ruina, hecho que los exponía aún más a los ataques de pueblos de otra raza. Por lo menos el Ática, debido a la pobreza de su suelo, se vio durante mucho tiempo libre de discordias, y ello determinó que fuera ocupada siempre por los mismos habitantes.
Es una confirmación importante el hecho de que las restantes regiones, en razón de los constantes cambios de población que sufrían, no crecieron en la misma medida. En efecto, de entre los individuos que, por causa de las guerras o de las luchas intestinas, eran desterrados de las demás regiones de Grecia, los más poderosos acudían a Atenas en busca de asilo, por considerarla un lugar seguro. Y, a medida que iban adquiriendo la ciudadanía, fueron engrosando aún más la población de la ciudad, hasta tal grado que, más tarde, tuvieron que enviar colonias a Jonia, por entender que el Ática ya no tenía suficiente capacidad.
Prueba, también importante, de la pobreza de al antigua Grecia es el hecho de que, con anterioridad a las guerras troyanas, no parece que hubiese llevado a cabo ninguna acción militar en común. Es más, a mi entender, ni siquiera se aplicaba entonces el nombre de Helenos al país entero, y que antes de Helen, hijo, del Deucalión, ni tan solo existía ese nombre, sino que cada pueblo daba el suyo a cada región particular, y el de los Pelasgos era el más extendido. Pero una vez Helen y sus hijos hubieron impuesto su supremacía en la Ftiótide, fue entonces cuando, al ser invocada su ayuda desde las otras ciudades, empezaron, independientemente y de un modo progresivo, a llamarse a sí mismos helenos, debido a sus relaciones con ellos; pero tal denominación tardó mucho tiempo en extenderse a todos.
Homero proporciona la prueba más concluyente: pese a haber vivido mucho tiempo después de la guerra de Troya, en ningún pasaje emplea esa denominación en sentido colectivo, ni llama así a ningún pueblo a excepción de Aquiles y sus guerreros, que precisamente procedían de la Ftiótide y que, cabalmente, fueron los primeros helenos; en cambio, en sus poemas habla sólo de dánaos, argivos y aqueos. Es más, ni siquiera utiliza el término bárbaros, a mi entender porque todavía no era una realidad la distinción de griegos como denominación única para oponerla a aquellos. Así, pues, estos pueblos, que hablaban la misma lengua y que fueron recibiendo paulatinamente el nombre de helenos, primero por estados, luego ya todos en bloque, en razón de su debilidad militar y de la falta de relaciones mutuas, no realizaron ninguna acción conjuntamente. Y aún si llegaron a llevar a cabo los mentados actos bélicos fue cuando hubieron adquirido ya una cierta experiencia naval.


Características de la Civilización griega:
Sociedad griega: Los griegos vivían en ciudades-estado independientes, entre las que se destacó Atenas, donde los hombres atenienses lograron consolidar un sistema democrático.
La Alimentación: Entre los productos básicos de la dieta griega destacan: las legumbres, cebollas, ajos, repollos, aceitunas; las frutas como las uvas (utilizadas para elaborar vino), los higos, manzanas y peras. Por ser una región bañada por el mar, constituye un producto básico de la alimentación el pescado, mariscos, calamar y pulpo.
La Vivienda: Eran de diversos tamaños y calidades dependiendo de la riqueza y condición social del propietario.
En general los griegos construyeron sus casas de bloques de adobe secados al sol, con tejas de arcilla o ramas en el techo, con puertas y ventanas de madera (sin vidrios.
Creencias religiosas y mitológicas: A semejanza de varios pueblos de la antigüedad, los griegos eran politeístas. Creían que los dioses eran seres inmortales y vivían en el Olimpo, pero constantemente estaban en contacto con los seres humanos, interviniendo en su vida e incluso enemistándose o uniéndose con ellos.
Fiestas griegas en honor de los dioses: Los griegos celebraban grandiosas fiestas en honor de los dioses, a nivel nacional e internacional. Las fiestas nacionales más importantes eran las Panateneas y las Dionisiacas, mientras que las fiestas internacionales más destacadas eran las Panhelénicas.
Las creaciones artísticas: Los griegos fueron un pueblo de artistas, especialmente orientados a la arquitectura y escultura.
Desde el punto de vista arquitectónico los griegos crearon tres tipos de órdenes: Dórico, Jónico y Corintio.
En todos ellos el soporte esencial es la columna, la que marca el carácter del estilo.
La población de la civilización griega (según estimaciones para 1998) es de 10.662.138 habitantes, lo que equivale a una densidad de 81 hab/km². Su población es alta en proporción al tamaño y la capacidad económica del país, en el que hay bastante pobreza. Tanto la tasa de natalidad (antes una de las mayores de Europa) como la de mortalidad han descendido en los últimos años, y la tasa anual de crecimiento, que en el periodo 1950-1960 era de un 1%, en 1998 se situaba en el 0,43%. Cerca de un 60% de la población es urbana. Gran parte de ésta se concentra alrededor de Atenas, Salónica (Tesalónica), en Macedonia, al oeste del Peloponeso y en las islas Corfú, Zante y Quíos, algunas de las de mayor aglomeración urbana.

LA CIVILIZACION ROMANA

Los etruscos, creadores de la primera gran cultura itálica, se ubicaban, hacia el siglo VII a. C., en la región que comprende desde el Arno al Tíber y desde los Apeninos al mar Tirreno. Cada ciudad estaba gobernada por magistrados y por un senado formado por nobles. La civilización etrusca era un conjunto de ciudades independientes gobernadas por una aristocracia terrateniente y comercial que nunca llegó a formar un imperio unitario.
Dominaban el comercio en el mar Tirreno, motivo por el cual pronto comenzaron las rivalidades con griegos y cartagineses.
A partir del siglo VI a. C. los etruscos iniciaron una doble expansión. Hacia el sur conquistaron Roma, estableciendo contacto luego con la Magna Grecia; hacia el norte ocuparon la llanura del Po.
Hacia el siglo VIII a. C., los latinos se habían establecido en el Lacio. El crecimiento de las aldeas hizo cada vez más imprecisos sus límites y se intensificaron las relaciones entre ellas. Esto fue dando paso a la conformación del núcleo de Roma, en su época inicial, entonces esta expansión provocó la unión de los latinos y el pueblo de los sabinos, que ocupaban las laderas del monte Quirinal.
Así surgió la Roma latino- sabina, que al principio estaba gobernada por reyes alternantes de las dos comunidades.


Monarquías romanas:
En la antigua sociedad romana existía una unidad social básica, la gens. Cada gens estaba formada por aquellos que reconocían un antepasado común.
La gens se componía de varias familias, en las que la autoridad indiscutida pertenecía al padre de familia. De él dependían su mujer, hijos, nietos, esclavos, ganado y tierras.
También existían en Roma personas excluidas de la organización que formaban la plebe, compuesta por campesinos y artesanos.
El gobierno de Roma estaba compuesto por un rey, que tenía poderes religiosos y militares, además del Senado y los Comicios Curiados.
Los reyes etruscos se apoyaron en la población más nueva de Roma y se enfrentaron con los patricios, descendientes de los primeros pobladores. A fines del siglo VI, se pudo lograr la expulsión de los etruscos por la presión de los patricios y la decadencia del poder de éstos ante los avances de griegos y cartagineses.
El fin de la monarquía dio lugar a un nuevo sistema de gobierno, la república.


Roma como república:
En esta época, Roma comienza la expansión por las costas mediterráneas. Esto la enfrentó con Cartago, que era otra potencia mediterránea que tenía entre otras ciudades, a Sicilia. Esta expansión la realizó mediante pactos con las ciudades y los pueblos y a través del ejército, que en ese entonces ya era uno de los más poderosos; en el 272 A.C ya había conseguido dominar toda la península.
Esta contienda con Cartago, más conocida como “Guerras Púnicas”, se divide en dos etapas:
Una va desde el año 274 al 246 a. C. Fue una disputa larga porque Roma era una potencia terrestre y Cartago una potencia marítima. Los romanos consiguieron el dominio del mar y Sicilia, Córcega y Cerdeña pasaron a ser provincias romanas.
La segunda etapa de la guerra Púnica va desde el año 218 al 202 a. C. Se originó cuando los cartagineses trataron de recuperar las pérdidas territoriales de la primera guerra.
Para ello, intentaron conquistar la península Ibérica, pero los romanos también querían el territorio y se opusieron. Se produjeron tensiones que en principio se solucionaron con el tratado del Ebro, pero el general cartaginés Aníbal rompió el tratado.
Luego Cartago logró vencer a los romanos en varias batallas y se preparaba para invadir Roma, pero decidió esperar por refuerzos procedentes de la península Ibérica. Roma aprovechó esta situación y envió a Cornelio Escipión a la península Ibérica, quien venció a los cartagineses.
De esta manera Roma quedó sin rivales y se extendió por todo el Mediterráneo.
La anexión de las provincias orientales al imperio influyó de manera decisiva en el desarrollo de la actividad industrial romana. La economía romana fue la más esclavista de la antigüedad. Los esclavos constituían la mano de obra ordinaria en los talleres urbanos y en las factorías estatales.
Esta expansión territorial produjo en Roma una crisis política y social, porque el territorio conquistado resultó que en realidad pasaba a manos de los grandes terratenientes y el reparto de las ganancias no se hacía en forma proporcional, más que nada se beneficiaba el orden senatorial.
Otro grupo que obtuvo importantes ganancias fue el de los caballeros que formaban el orden ecuestre. Éstos enriquecidos por el comercio, administraban la recaudación de los impuestos y, muchas veces saqueaban a los habitantes de las provincias.
Los Generales y Gobernadores tuvieron la posibilidad de enriquecerse ampliamente, ya que el derecho antiguo aceptado por Aristóteles y Tito Livio, reconocía al vencedor la propiedad de las tierras, bienes y personas de los países que se conquistaran en las luchas.
Si bien la conquista militar modificó la mentalidad de los primitivos romanos, condicionó también su desarrollo en el ámbito económico y político.
La defensa y organización del inmenso Imperio exigió el sostenimiento de un gran ejército y de una costosa administración.
Por ese motivo muy pronto se instauró el sistema del “Ager Publicus” o tesoro, que se nutría de confiscaciones e indemnizaciones pagadas por los países vencidos en la guerra.
Esta política de indemnizaciones no es nueva, pero Roma la puso en práctica en su más alto grado. Estos ingresos fiscales, que por cierto eran de valor considerable, no sólo se utilizaban para el mantenimiento y la ampliación de los organismos militares sino también para atender a la población romana; la mayor parte gente desocupada, soldados veteranos o incapacitados y antiguos servidores del Estado.
En cambio, para la plebe la conquista no significaba nada positivo, al contrario, ya que ella era quien sufría las consecuencias; muchos de los soldados al regresar de la guerra, encontraban a sus familias endeudadas y sus propiedades arruinadas. Los pequeños campesinos sufrían la dura competencia de los latifundios y del trigo barato que Roma importaba.
Así que la mayoría de los campesinos se marchaban para la ciudad, donde vivían en condiciones más miserables todavía o se alistaban en el ejército para tratar de sobrevivir.
El mundo romano no desarrolló lo que se podría denominar “la gran empresa”, sino más bien se dedicaban al trabajo en pequeños talleres o factorías. Lo que sí se podría destacar es la industria de material de construcción; debido al gran desarrollo del urbanismo y de las fortificaciones, éstas alcanzaron las mayores proporciones. Cabe destacar que ni siquiera las invenciones romanas como el vidrio fino, entre otras, se industrializaba; quizás se deba al elevado costo del transporte y a la baja capacidad de consumo de la población. En definitiva la producción industrial abastecía solamente, salvo excepciones, al mercado local.
El sistema político creado para gobernar una ciudad no se podía adecuar a un gobierno de tan extensos territorios, por eso la desigualdad entre los ciudadanos romanos y los habitantes de las ciudades conquistadas era causa de permanentes disturbios. La guerra social ocasionó el reconocimiento de los derechos de ciudadanía para todos los habitantes de la península Itálica, pese a esto, la agitación social no cesaba.
En el año 133 a. C., Tiberio Graco, líder de la fracción política conocida como Partido Popular, fue elegido tribuno de la plebe. Su objetivo era evitar la desaparición del pequeño propietario campesino, para eso presentó un proyecto de Reforma agraria, que limitaba la extensión de los latifundios formados con tierra estatal y favorecía la entrega de pequeñas parcelas a los ciudadanos pobres.
El proyecto de Graco parecía poder calmar un poco la inquietud social, pero el senado, que defendía los intereses de los grandes propietarios, lo demoró para que no pudiera ser aplicado. La cuestión se definió finalmente a favor de los más ricos y Tiberio fue asesinado. Su hermano, Cayo Graco, intentó continuar con el proyecto, cuando lo eligieron tribuno de la plebe en el 124 a. C., agregándole la Ley Frumentaria. Además, promovió el establecimiento de nuevas colonias y proyectó la concesión de derechos de ciudadanía a todos los habitantes de la península Itálica. A pesar de que muchos de los planes fueron aprobados, el Senado siguió interviniendo a favor de los más adinerados; la lucha continuó y el Partido Popular fue derrotado.
En el año 121 a. C., Cayo Graco se suicidó y la ley fue modificada a favor de los grandes propietarios adinerados.
Luego de esta tragedia, el Partido Popular nombró un nuevo jefe, Mario, nombrado cónsul en el 107 a. C. Impulsado por el problema del reclutamiento del ejército, enroló a todos los ciudadanos voluntarios. De esta manera, el ejército se convirtió en un medio para asegurarse un ingreso. El ejército dejó de estar a cargo del Estado para ser un organismo independiente, por lo que se convirtió en el más importante factor de poder.
En el 88 a. C., Sila, un militar bastante prestigioso que estaba a favor de los intereses del senado, fue nombrado cónsul. Aprovechando su ausencia de Roma, Mario recuperó el poder. Entonces, Sila, puso a su ejército en contra de Roma, destruyó al Partido Popular e impuso una dictadura que duró hasta el año 79 a. C. De esta manera, el senado recuperó todo su poder.
Mientras tanto, Cayo Julio César ascendía rápidamente en su carrera política. Fue elegido sucesivamente tribuno militar, cuestor, edil curul, gran pontífice, pretor, propretor de España y finalmente cónsul en el 60 a. C. César era una figura carismática que pronto se convirtió en líder del Partido Popular. A comienzos del año 58 a. C., el senado le otorgó el mando de la Galia.
Con su ejército, partió en busca de una guerra que lo popularizara aún más. En el último gran levantamiento de los galos, César logró hacer prisionero al jefe de éstos, e instaló la administración romana. Este triunfo logró la adhesión de numerosos soldados del ejército a su persona.